Spirited Away narra las aventuras de Chihiro Ogino, una niña de diez años que se encuentra a mitad de una mudanza junto a su familia. Para ahorrar tiempo, su padre toma un atajo, pero terminan perdidos y llegan a un extraño túnel. Al atravesarlo, la familia descubre una ciudad abandonada; los padres de Chihiro hallan un restaurante y deciden comer, mientras que la pequeña va a investigar el lugar. Una vez cae la noche, Chihiro se aterroriza al ver que la ciudad se llena de espíritus; además, cuando encuentra a sus padres se da cuenta de que estos han sido convertidos en cerdos. Así, Chihiro tendrá que hallar una manera de romper el hechizo y rescatar a sus padres mientras trabaja para una ambiciosa bruja.
La película no solo ha sido aclamada por muchos comentaristas de cine y galardonada con varios premios, sino que además ha generado una gran cantidad de artículos críticos. Muchos de estos textos se han dedicado a producir múltiples interpretaciones sobre el principal atractivo del filme, es decir, su espectacular y sugestiva colección de extraños personajes y escenarios. Hombres de seis brazos, criaturas con forma de rábanos, una sombra que lleva por rostro una máscara y un niño capaz de transformarse en un dragón son parte de los espíritus que se congregan en una casa de baños termales y con los que la joven Chihiro tiene que relacionarse diariamente. Estas interpretaciones, que muchas veces parten de comentarios hechos por el propio Miyazaki acerca de su película, coinciden en que la fantástica ciudad que se recrea en Spirited Away es un reflejo del complejo y diverso mundo del folklore japonés. Asimismo se menciona la manera en que dicho microcosmos mítico transpira cierta visión nostálgica del antiguo Japón.
En este comentario sobre la película no pretendo resaltar la presencia del mundo mítico japonés, sino del occidental. Creo que otra de las grandezas de Spirited Away es precisamente su riqueza mítica, la cual rebaza las dimensiones orientales para establecer puentes o mejor dicho túneles de significado que apelan a nuestra tradición de Occidente. De estos momentos de la mitología occidental he escogido dos que me parecen cruciales para el desarrollo de la estructura narrativa de la película: el mito del viaje a través del túnel y la prohibición de mirar atrás cuando se abandona el espacio sobrenatural del caos.
El viaje hacia el inframundo a través de una cueva o cavidad profunda, que conduce hacia otra dimensión o tiempo es uno de los fundamentos del mito occidental. Existen muchos relatos sobre héroes que descienden al Hades, ya sea para ir en busca un ser querido o para cumplir una misión bélica. Este es el caso de personajes como Odiseo, Hércules y Orfeo. Pero también la “necuia” o viaje de contacto con los muertos tuvo según algunos mitólogos influencia sobre el cristianismo, ya que según esta tradición el mismo Jesús en su proceso de muerte y resurrección desciende a los infiernos. Si a esto añadimos el viaje que Dante hace en su Divina Comedia, vemos que el tema del descenso al infierno o al lugar de la muerte y los castigos ha sido un signo recurrente en la tradición mítica occidental. Las raíces antropológicas de este viaje nos trasladan hasta la pregunta existencial que el ser humano se hace sobre el origen, la vida presente y el porvenir después de la muerte. Descender a la morada de los muertos, caminar entre multitudes de almas, le proporciona al vivo una noción de lo que realmente es: un sujeto caduco, cuyo presente es un proceso de transición hacia un futuro en el que dejará de ser cuerpo, para transformarse en materia espiritual como la que ahora le rodea. Por eso este viaje intra-terreno se ha analizado como un viaje al interior del ser, cuyo efecto inmediato es la transformación o metamorfosis. En otras palabras, uno no es el mismo que descendió después de haber abandonado el mundo de los espíritus.
Esto precisamente es lo que le ocurre a Chihiro en Spirited Away cuando atraviesa un túnel que la lleva a un poblado en el que la realidad va perdiendo su sentido. Dos eventos marcan la gestación de la transformación que ella experimentará. Primero sus padres se transforman en cerdos, por lo que ella pierde contacto con una figura adulta que la guíe en el proceso de explicación de la realidad. Segundo, la jovencita queda atrapada sin posibilidad inmediata de regreso y la búsqueda de una solución la hará madurar como persona. La pequeña que se quejaba por la mudanza y por aspectos superficiales de la vida, saldrá del mundo de los espíritus con un haz de lecciones transmitidas por los extraños personajes con los que convivió. De hecho, el mismo acto de poder escapar del mundo espiritual y rescatar a sus padres, hacen de Chihiro una joven héroe. Su mayor gesta es el proceso de gestionar su regreso, ya que de esta manera toma conciencia de que la vida es dura y de que hay que esforzarse para lograr objetivos que sean verdaderamente trascendentales. En otras palabras no se puede vivir enajenado de la realidad, sino que la vida nos obliga a intervenir y a tomar acciones que alteren positivamente el entorno familiar o social en el que uno existe. En este sentido la película es un llamado a la acción ante la dificultad y por eso abundan imágenes como el río, el tren, el puente y el túnel, las cuales representan metáforas de la acción como proceso de transición y cambio.
Otro relato recurrente en la mitología occidental es la advertencia de no mirar hacia atrás cuando se abandona el espacio sobrenatural o el lugar del caos. Esto les sucede tanto al héroe de la tradición grecorromana Orfeo, como al personaje bíblico de la mujer de Lot. En el caso de Orfeo, quien ha bajado al Hades para rescatar a Eurídice, los dioses le indican que para salir debe tomar a su esposa de la mano y continuar la marcha sin mirar atrás. Este temiendo un engaño de los dioses voltea para cerciorarse de que lleva a su esposa consigo y esto provoca que Eurídice sea devuelta para siempre al Hades sin posibilidad de regreso a la vida. En el caso de la mujer de Lot, el dios del antiguo testamento le indica a la familia que abandone Sodoma y Gomorra sin mirar hacia atrás, pues las ciudades serán sometidas a la destrucción mediante fuego y azufre. La esposa de Lot, se vuelve a mirar al horizonte y esta acción provoca que ella se transforme de inmediato en una estatua de sal. Como puede verse la advertencia de no mirar hacia atrás trae consecuencias inmediatamente trágicas para aquellos que deciden ignorarla. No importa si la motivación para desobedecer fue el temor al engaño o la curiosidad en cualquier caso el acto de transgresión se paga caro. Por alguna razón, los seres humanos a través del tiempo han sentido la necesidad de advertir sobre las terribles consecuencias que puede acarrear el acto de mirar atrás o en su sentido alegórico mirar al pasado. Por eso las explicaciones de este fenómeno en el estudio del mito hablan sobre el peligro de querer vivir apegado al pasado, de resistirse a abandonar un lugar o una conducta nociva e incluso de querer uno refugiarse bajo la nostalgia en el mundo de los recuerdos.
El desenlace final de Spirited Away presenta este famoso mito de la mirada hacia atrás. Una vez superada la prueba impuesta por la bruja Yubaba, Chihiro es instruida por Haku (su guía y amigo en la ciudad de los espíritus) para que atraviese el túnel que la llevará de vuelta a su mundo y al reencuentro con sus padres. La advertencia es la misma, caminar hacia adelante y no mirar hacia atrás hasta que se haya salido al otro lado. Lo interesante de este episodio, es que Chihiro no mira hacia atrás, en otras palabras decide seguir la instrucción de Haku. ¿Por qué sucede así? Creo que la razón no es complicada, Chihiro no mira atrás porque el estado de madurez alcanzado tras su estancia en el mundo de los espíritus no se lo permite. Como señalé anteriormente la lección más importante que aprende el personaje principal es la de no vivir enajenado y tomar acción cuando la realidad nos presenta un problema. En este filme la acción es un remedio infalible en contra de la adversidad. Por esa razón mirar atrás al cruzar el túnel sería igual a negar lo aprendido, revertir el proceso de crecimiento personal y abandonarse al miedo de la pérdida. La advertencia de Haku representa el último dilema o problema que esta aventura le propone a Chihiro. Se trata del reto de ser fiel a su nueva persona en lo poco y hasta el final, en otras palabras vencer el apego a mirar atrás para después caminar o lo que es lo mismo vencer el temor de ver para creer. Pero Chihiro ya aprendió la lección, pues si algo le enseñó su viaje al mundo de los espíritus es que ver no es garantía de saber y tampoco de recordar. Por el contrario hacer, involucrarse, aprender un oficio, sí ayudan a aprender y a recordar. Claro que Chihiro no está consciente de nada de esto cuando decide no mirar hacia atrás cuando atraviesa el túnel. Ella solo cree en lo que le dijo Zeniba en el mundo de los espíritus: “Once you do something, you never forget. Even if you can't remember.” Por lo tanto, si ya ha quedado demostrado que el éxito está en el hacer (you do) y no en el mirar (don’t look) no hay que temer como Orfeo, ni curiosear con lo que se abandona como hizo la mujer de Lot. Chihiro sabe que la vida es mucho más que eso y aunque esta puede ser “a bit scary” definitivamente “She can handle it.”